Lo que más influye en la calidad del sistema educativo es la calidad del sistema social

Francisco Ayen

Francisco Ayén,

Profesor educación secundaria y creador de la web Profesor de Historia, Geografía y Arte

¿Hemos incorporado adecuadamente las nuevas tecnologías al ámbito escolar?

En general se están infrautilizando. Muchos docentes aun no han comprobado los buenos resultados que se consiguen compaginando herramientas tradicionales con las nuevas tecnológicas, por eso no dan el paso.

Por otra parte, yo creo que se exagera la importancia de las nuevas tecnologías en el aula. En mi caso, además de hacer un uso frecuente de estas herramientas en mis clases, imparto cursos a profesores sobre el uso de las TIC en el aula. Pese a ello soy consciente de que lo que determina el éxito de una herramienta, no es su valor intrínseco, sino los métodos pedagógicos con los que se aplica. Por eso siempre insisto en la importancia de que las metodologías pedagógicas sean correctas, independientemente del uso o no de las nuevas tecnologías.

Lo diré de otra forma: la aplicación de las nuevas tecnologías en el aula será un fracaso si no se tienen en cuenta otros factores: la relación emocional entre el docente y sus alumnos, las buena planificación de las actividades, la mayor o menor participación activa del alumno, etcétera.

Por su carácter, las nuevas tecnologías suponen una mejora en la motivación del alumno a corto plazo, pero a medio plazo fracasarán si no se usan correctamente. Las nuevas tecnologías no hacen milagros, en términos generales, solo les funcionan a los docentes a los que también les funcionaban las herramientas tradicionales.

¿Cuál debe ser el papel de los padres en el proceso educativo? ¿La escuela es un sitio donde se educa o donde se enseña?
Los padres son los primeros docentes de sus hijos y la casa es la primera escuela de un niño. Los padres deben ser conscientes de su papel en la formación emocional de sus hijos, algo que luego determinará su evolución pedagógica en la escuela. Naturalmente que no se puede generalizar, pero en ocasiones se comprueba que los malos hábitos de los alumnos, se corresponden con los de los padres. En muchos casos los padres se auto justifican diciendo que ellos les “explican” a sus hijos lo que deben hacer, y se quejan de que esto no les funciona.

Lo que pasa es que la explicación aislada es inútil, lo que deben hacer los padres si quieren influir en sus hijos, es dar ejemplo para que ellos “vean” lo que hay que hacer. Los chicos aprenden por imitación, así que la explicación que no está acompañada del ejemplo, no sirve para nada. Esto es aplicable tanto para padres, como para docentes. En la escuela se educa y se enseña. Tendríamos que invertir más esfuerzo en educar, que es más útil y permanente, y no tanto en enseñar.

Cuál es la situación de la enseñanza española? ¿Está tan mal como indican el informe PISA y otro similares?
Ha habido mucha desinformación con este asunto. Se ha intentado llegar a una conclusión algo forzada e irreal. El informe PISA sitúa a la educación española únicamente un poco por debajo de la media de la OCDE. Interpretar esto como un fracaso es desconocer dos datos significativos: la situación socioeconómica de nuestros alumnos está por debajo de la media de los alumnos de los otros países, por otro lado el porcentaje de alumnos españoles cuyas familias tienen un bajo nivel de educación está muy por encima de la media del resto de países. Si comparamos alumnos de familias en situaciones equivalentes, el resultado no sería negativo, al contrario. Incluso el propio informe PISA reconoce que en nuestro sistema, los alumnos de familias con menos recursos consiguen mejores resultados que los alumnos en la misma situación en otros países.

Además el informe pone de manifiesto que nuestro país ha sido el segundo en el que más ha se ha mejorado en las últimas décadas.

En conclusión podemos decir que España está un poco por debajo de la media de la OCDE pero por encima de lo que le correspondería según el perfil socioeconómico de sus alumnos.

¿Cuál es el principal problema de la educación en nuestro país?
Yo creo que normalmente se hace un análisis demasiado descontextualizado. No se puede entender la situación de la educación en nuestro país sin tener en cuenta la realidad social. Los alumnos no se envuelven de una capa aislante cuando entran por la puerta, el entorno que hay más allá de la escuela determina su actitud y sus motivaciones.

Cuando oigo a los políticos decir que hay que reformar el sistema educativo para adecuarlo al mundo laboral, yo les haría una pregunta: teniendo en cuenta que el paro juvenil en el mundo laboral es de un 50%, ¿Debemos suspender a un 50% de nuestro alumnado para que haya una correspondencia entre el sistema educativo y el mundo laboral? Naturalmente es una pregunta retórica.

Es difícil generar en el alumno interés por aprobar en una situación como la nuestra: un índice de paro juvenil muy alto, unos padres que, incluso teniendo una titulación superior, están en una situación laboral precaria, unos medios de comunicación que muestran un modelo de éxito en el que no hace falta tener estudios. En estas condiciones, cuesta que los chicos perciban alguna diferencia importante entre aprobar o no aprobar. Si no es posible generar interés por aprobar, lo único que nos queda a los docentes es generar interés por aprender. El problema es que nos encontramos con unas reformas y contrarreformas que nos lo ponen cada vez más difícil.

Hemos tenido siete leyes de educación desde la transición democrática ¿Cómo afecta eso a la calidad de la enseñanza?
La sucesión de leyes no ha servido de mucho porque la mayoría de los cambios no han sido de calado. Cuando se han propuesto cambios pedagógicos importantes, no se han puesto los medios para aplicarlos y al final cada docente ha hecho lo que ha podido o lo que ha querido.

Los cambios de leyes hay que entenderlos más bien en términos electorales, como una labor de propaganda política. Cada gobierno quiere atribuirse a si mismo el merito de haber intentado algo para mejorar la educación. El éxito o el fracaso de sus reformas, no parece que les preocupe demasiado, posiblemente porque los resultados tendrían que verse a largo plazo, cuando ya no estén gobernando.

¿Hasta qué punto es importante lograr un consenso educativo? ¿Hoy por hoy es posible ese consenso?
El consenso desde un punto de vista político, es imposible porque una parte importante de la sociedad no tiene interés en hacer cambios significativos en el modelo educativo. Estoy hablando de cambios que mejoren la educación pública.

El actual sistema es tipo dual, combina educación pública y concertada/privada. Esto es una anomalía en comparación con el resto de los países de nuestro entrono, sin embargo, es lo único que nunca se ha puesto en tela de juicio en las sucesivas reformas educativas. En España contamos con una educación privada-concertada que permite a las familias de rentas altas matricular a sus hijos en centros en los que no hay emigrantes, ni alumnos de clase baja (cuyas familias no pueden pagarlo), y lo que es más importante, centros que pueden seleccionar a su alumnado bloqueando la entrada a los alumnos conflictivos. De esta forma, el sistema dual garantiza que el entorno educativo del alumno, se corresponda con la clase social a la que pertenece su familia. Un sistema clasista como el nuestro, es un anacronismo en pleno siglo XXI.

Nuestros gobernantes no tienen ningún interés en llegar a consensos que permitan mejorar la educación pública, porque ninguno hace uso de ella. Lo único que tienen claro es que hay que preservar el sistema dual, al que llaman eufemísticamente “sistema basado en la libertad de elección”.

¿Cómo han afectado los recortes en educación a la calidad de la enseñanza?
Están intentando apagar un incendio con gasolina. Al aumentar las horas de trabajo y el número de los alumnos por aula, ha habido una pérdida importante de la calidad educativa. Esto se ha manifestado de varias formas. Por un lado se ha tenido que reducir el tiempo de atención individualizada, lo que ha significa necesariamente un aumento en el fracaso escolar. Por otro lado se ha tenido que reducir el tiempo para preparar las clases, lo que ha significado una peor calidad en los proceso de aprendizaje.

Relacionado con lo anterior, también se ha hecho muy difícil el trabajo cooperativo por proyectos, ya que requiere grupos pequeños y tiempo extra de preparación. Por último no hay que olvidar que todo esto ha supuesto una mayor presión sobre los docentes y un aumento de su estrés, lo que repercute negativamente en el entorno emocional de la clase.

Los hijos de los legisladores no se ven tan afectados por los recortes porque en centros concertados/privados la situación es diferente. La inexistencia de alumnado diverso hace menos necesaria la atención a la diversidad, la inexistencia de alumnado conflictivo permite aumentar el número de alumnos sin que el ambiente en clase se vea perjudicado, el aumento del horario lectivo para el docente del centro concertado/privado, no supone un cambio significativo porque ya sufre una situación de sobreexplotación horaria para tareas varias.

¿Qué parte de responsabilidad recae en los educadores? ¿ Son víctimas del sistema?
Ese no es un planteamiento correcto porque aboca a la queja continua. Naturalmente que somos víctimas de los defectos del sistema, pero igualmente nos beneficiamos de los aspectos positivos del sistema. Todo es mejorable, pero eso no nos permite acomodarnos en el fracaso esperando la llegada del sistema educativo ideal. Tenemos una responsabilidad inmediata con nuestros alumnos.

Los problemas, ya sean derivados del sistema o de cualquier otra índole, deben ser estímulos que nos impulsen a buscar soluciones. Si la educación ha ido mejorando con el tiempo, ha sido precisamente a la capacidad de los docentes de superar situaciones adversas.

¿Por dónde pasan las soluciones para mejorar nuestra enseñanza?
Como decía antes, lo que más influye en la calidad del sistema educativo es la calidad del sistema social. Cuando la realidad socioeconómica demande profesionales con formación, nuestros alumnos entenderán el sentido de la educación y los resultados vendrán solos.

Cuando los padres no estén con el agua al cuello, dejarán de transmitir ansiedad a sus hijos y el ambiente en clase será sano emocionalmente. Cuando la realidad socioeconómica haga innecesario mantener un sistema dual, la educación servirá realmente para compensar la desigualdad de oportunidades de partida y realmente se podrá sacar lo mejor de cada alumno. Cuando el modelo de nuestros alumnos sean personas formadas y maduras emocionalmente, nuestros alumnos harán lo posible para ser como ellos.

En conclusión, para mejorar la enseñanza, necesitamos mejorar a la sociedad. Naturalmente aparte de esto también se puede hablar de cuestiones más pedagógicas.

Sobre eso último que comentas ¿Cuáles son los principales retos educativos del nuevo siglo?
En una sociedad de la información como la nuestra, en la que le conocimiento está al alcance de cualquiera a un solo clic, a mí me parece lógico que cambien algunos planteamientos. Creo que tendríamos que enseñar menos contenidos y más procedimientos y actitudes. No se necesita memorizar tanto, basta con saber buscar información y tener un espíritu crítico con las fuentes. Lo que marcará la diferencia no será tanto la capacidad de retener, sino la capacidad de razonar, la capacidad de ser creativo, de trabajar en equipo, de establecer una comunicación eficaz, etcétera.

Aunque esto más que un reto para el futuro, lo planteo como un deseo. Siendo realista no puedo descartar la posibilidad de involucionar y de que vuelvan a ponerse de moda modelos educativos orientados hacia la domesticación.

Hace años que se habla de pérdida de autoridad por parte de profesorado ¿Qué sería necesario para recuperar el respeto necesario?
Ya he comentado antes lo útil que seria que el alumno tuviera interés por aprobar. La imposibilidad que tienen los alumnos de percibir sentido a los estudios, les obliga a buscar otras formas, no académicas, de afirmar su personalidad y de mejorar su autoestima. En este punto es donde se manifiesta el enfrentamiento con el profesor.

Algunos pensarán que era mejor cuando el miedo les retenía, cuando los castigos, incluso de tipo físico, servían de coacción para reorientar las conductas. Hoy esos métodos no tienen ningún sentido porque generan una sensación de falsa eficacia. El silencio que consiguen se hace en detrimento de un sano desarrollo emocional, o dicho de otra forma, estos métodos no sirven para educar, sino para domesticar. Hay alternativas para mantener la autoridad en el aula mucho más adecuadas y eficaces.

Los docentes disponemos otros métodos que nos permiten recuperar la autoridad en el aula: una comunicación constructiva, una correcta gestión de las emociones, generar interés en nuestros alumnos por lo que están haciendo, fomentar la participación del alumno en las actividades, etc.

Sincronía, una sola Humanidad.

Campaña por un Pacto de estado en Educación. http://www.sincronia.org/camp/pacto-por-la-educacion/

Spot Campaña https://www.youtube.com/watch?v=AC59Hnk5gEA

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