El último escándalo de pederastia en Gran Bretaña salpica a cientos de famosos

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Políticos, deportistas de élite, músicos, actores, estrellas de televisión y todo tipo de celebridades públicas, figuran en la lista de 1.433 personas que están siendo investigadas en el Reino Unido por uno de los casos de abuso sexual infantil más espectaculares de la historia reciente. Y lo que es todavía peor: para la policía esto solo es la punta del iceberg de un escándalo de pederastia que está conmocionando a la opinión pública británica.

Los escenarios de estos abusos fueron fundamentalmente escuelas y orfanatos, en su mayoría centros de carácter público o religioso, donde los niños y niñas internados eran víctimas de una red de pederastas que extendía sus tentáculos hasta el mismísimo Palacio de Westminster, sede del parlamento británico. Estos casos se comenzaron a investigar en los años setenta del pasado siglo, pero a partir del año 2.000 la investigación se olvidó debido a las fuertes presiones de altos cargos políticos y empresariales. Ha sido gracias al esfuerzo de las autoridades policiales y las organizaciones británicas que luchan contra el abuso sexual infantil, que se ha podido acabar con la impunidad con la que actuaban estos depredadores sexuales, amparados en su prestigio público y sus influencias sociales.

El escándalo no es exclusivo de la sociedad británica. En nuestro país, casos como el del arzobispado de Granada, donde el juez del caso que investiga los abusos cometidos por el llamado Clan de los Romanones, en el que están implicados diez religiosos y dos seglares, ha dado un ultimátum al arzobispo que se niega a colaborar con la justicia, es el último escándalo de este tipo, pero no el único. En los últimos cinco años al menos una decena de casos han salpicado a la iglesia española, protagonizados por sacerdotes y seglares de Barcelona, Zaragoza y Cádiz, entre otros.

Pero el abuso no es exclusivo de una confesión religiosa ni de la propia profesión religiosa, sino que alcanza a todos los ámbitos de la sociedad, como han demostrado las reiteradas detenciones de implicados en casos de pederastia y pornografía infantil que eran profesionales de la enseñanza, instituciones juveniles o la propia policía. Pero siendo ese un grave problema, el peligro sigue siendo mucho más próximo, ya que ocho de cada diez casos de abusos a menores se producen en el ámbito familiar, que hace mucho más difícil que sean detectados y denunciados.

Por eso no dejaremos de insistir en que trabajar para prevenir el abuso es una de las claves fundamentales para evitarlo. Si quieres ayudar, firma y comparte esta campaña:

Sincronía, una sola Humanidad
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